Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 3, 2-20

2 Todos sus hermanos y los que habían seguido a su padre le
ofrecieron apoyo y sostuvieron con entusiasmo la guerra de Israel.

3 El dilató la gloria de su pueblo; como gigante revistió la coraza y se
ciñó sus armas de guerra. Empeñó batallas, protegiendo al ejército con su
espada,

4 semejante al león en sus hazañas, como cachorro que ruge sobre su

presa.

5 Persiguió a los impíos hasta sus rincones, dio a las llamas a los
perturbadores de su pueblo.

6 Por el miedo que les infundía, se apocaron los impíos,
se
sobresaltaron todos los que obraban la iniquidad; la liberación en su mano
alcanzó feliz éxito.

7 Amargó a muchos reyes, regocijó a Jacob con sus hazañas; su
recuerdo será eternamente bendecido.

8 Recorrió las ciudades de Judá, exterminó de ellas a los impíos y
apartó de Israel la Cólera.


9 Su nombre llegó a los confines de la tierra y reunió a los que
estaban perdidos.

10 Apolonio reunió gentiles y una numerosa fuerza de Samaría para
llevar la guerra a Israel.

11 Judas, al tener noticia de ello, salió a su encuentro, le venció y le
mató. Muchos sucumbieron y los demás se dieron a la fuga.

12 Recogido el botín, Judas tomó para sí la espada de Apolonio y en
adelante entró siempre en combate con ella.

13 Serón, general del ejército de Siria, al saber que Judas había
congregado en torno suyo una multitud de fieles y gente de guerra,

14 se dijo: «Conseguiré un nombre y alcanzaré gloria en el reino
atacando a Judas y a los suyos, que desprecian las órdenes del rey.»

15 Partió, pues, a su vez, y subió con él una poderosa tropa de impíos
para ayudarle a tomar venganza de los hijos de Israel.

16 Cuando se aproximaba a la subida de Bet Jorón, le salió al
encuentro Judas con unos pocos hombres.

17 Al ver éstos el ejército que se les venía encima, dijeron a Judas:

«¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, con una multitud tan
poderosa? Además estamos extenuados por no haber comido hoy en todo el
día.»

18 Judas respondió: «Es fácil que una multitud caiga en manos de
unos pocos. Al Cielo le da lo mismo salvar con muchos que con pocos;

19 que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del
ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo.

20 Ellos vienen contra nosotros rebosando insolencia e impiedad con
intención de destruirnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y
hacerse con nuestros despojos;